Empieza la función, las luces se apagan, aumenta la intensidad del dolor vinculado a un espectáculo vació de espectadores, va cayendo, esta en picada, sin control, con locura, pero siempre presente, es de noche, no hay retrasos, pero siempre hay un camino
Existe la voz de un locutor, aquel sumergido en alcohol barato de la noche anterior, aquel que no reconoce su papel, o mas bien no entiende su función, es parte, se separa, confía, mas no cree, es una resplandeciente señal de que esta huyendo de sus miedos cada vez mas cotidianamente
Da la vuelta, piensa en colores, vive en agonía o empieza a buscar alegría, que tengas miedo no es malo, solo peligroso, pero confía, al menos ahora, en la expectativa, en el peligro, pero sobre todo en el miedo, sobre todo en lo que te invade y dudo te deje escapar
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