Muchos dicen que soy una especie de brujo, el simple hecho de querer ver las cosas mas allá de la comprensión que presentan no me hacen un ser de un mundo distante, tal vez es por el hecho de que no estoy consignado para decir la mayor cantidad de cosas que se presentan en el día a día por el simple hecho de no entender de la manera mas practica las diferencias entre el bien y el mal.
La ultima noche, aquella que trate de olvidar por tantos días, espere a que fuera igual a las anteriores, y adivinando de esta misma manera es que estoy en este espacio por ultima vez desde el inicio del tiempo, el acto de decir adiós por vez primera no significa que deba de esperar un saludo para entender la sabiduría de los actos que no soy capaz de mostrar.
De este curso fue lo que aprendí a las consecuencias mas perfectas de los errores que nunca fueron cometidos, el ser culpable de cosas que no llegaron a ocurrir es algo recurrente, el nivel de la perfección es extraño, es mas es difícil, ser parte de los dos lados de una linea que uno mismo traza, el hecho de caer en un punto extraño hace que la ventisca de verano caiga en el mismo sitio donde siempre se encuentra.
A partir de ahora empezare esta nueva sinfonía en la que el compás de las horas parece ser mas que pequeño, llorare y perderé la costumbre ante los actos que estaba seguro que la ultima vez sean mas que espontáneos seguiré el curso solo por las mañanas, por las tardes buscare otra senda y por las noches veré que es lo que debo de hacer, así mas bien, todo es persecución de las mismas acciones.
Esta noche vuelven a caer las hojas por ultima vez, parece ser que he tardado mucho en escribir esta ultima carta que si bien no es un grito desesperado es una carta de lo ultimo que mis labios dicen, es lo ultimo que mis ojos leen y es lo ultimo que mis ojos lloran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario