Hoy, el reloj se ha detenido por ultima vez, pareciera que este esperando que llegue el momento, yo, aun sentado en la misma esquina soy persistente y no caigo en otra razón que sea poco ortodoxa a mis conocimientos sobre lo que me sucede, aun así, mas bien ahora, corro de mis últimos pesares.
Esperar a que todo mejore es la solución de los sabios, las luchas caen en lo innecesario, en lo repetido y en lo poco convencional, por ello es pobre mas no es desperdiciable, por cosas así es que no entendemos nuestros actos y vivimos erróneamente de cada día que recorremos.
Cada suspiro es una respiración, una fuente de vida que no tienen origen, una muerte para algunos pero la salvación para el resto, mas bien, no queda mas que hablar, es mas bien, lo que conocemos, lo que vivimos y lo que esperamos lo que nos deja en una mejor posición de la que podríamos desear conocer, por mas dolorosas que sean nuestras expectativas mas repentinas son nuestras actitudes desobligadas.
Desesperadamente buscamos pruebas de nuestra existencia, de nuestro camino, del amor para otros, para nosotros y para el resto de los que recorrimos una calamidad, aun en las tormentas las olas mantienen la calma, solo buscan cumplir su propósito de vivir para siempre y de no morir en un atormentado intento por evitar el verdadero sufrir.
Ahora bien, no estoy solo, no soy invisible, mas bien soy transparente, pieza de hielo herida por flechas de fuego, astuta presa que cayo ante el cazador, una simple sombra en la busca de un refugio.
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